
Como psicólogo especializado en estimulación multisensorial y envejecimiento, he tenido la oportunidad de trabajar con personas mayores que presentan diferentes grados de deterioro cognitivo y, uno de los recursos terapéuticos que he podido utilizar, con resultados muy positivos, es la Sala Snoezelen, un entorno controlado y multisensorial diseñado para generar bienestar, reducir la ansiedad y favorecer la conexión emocional a través de los sentidos.
Pero atención, no basta con tener una sala equipada con luces, burbujas y música relajante. El verdadero impacto terapéutico de una Sala Snoezelen reside en el uso intencionado, personalizado y consciente de cada uno de sus dispositivos.
A continuación voy a comentar los principales elementos que podemos encontrar en una sala Snoezelen y cómo cada uno de ellos puede trabajar funciones cognitivas clave si se utilizan adecuadamente.
1. Columnas de burbujas y tubos de luz cambiantes
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Función cognitiva trabajada: Atención sostenida, percepción visual, orientación visual y relajación.
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Aplicación terapéutica: El cambio de colores y el movimiento de las burbujas ayudan a focalizar la atención, especialmente en personas con deterioro atencional o dificultades para mantener el foco. Invitar a la persona a seguir el movimiento con la vista o señalar colores puede reforzar la atención selectiva y la coordinación óculo-manual.
2. Música ambiental o personalizada
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Función cognitiva trabajada: Memoria emocional, evocación autobiográfica, regulación emocional.
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Aplicación terapéutica: Utilizar música significativa para la persona puede activar recuerdos, promover la comunicación y generar emociones positivas. En personas con demencia, la música es una de las últimas capacidades en perderse y permite conexiones incluso en fases avanzadas.
3. Difusores de aromas o kits de estimulación olfativa
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Función cognitiva trabajada: Memoria semántica, evocación de recuerdos, reconocimiento de estímulos familiares.
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Aplicación terapéutica: Los aromas conocidos, como el del café, el pan o una flor, pueden desencadenar recuerdos y emociones específicas. Esto permite trabajar la orientación autobiográfica y generar bienestar desde una vía no verbal.
4. Elementos táctiles (paneles sensoriales, mantas con texturas, objetos suaves)
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Función cognitiva trabajada: Estimulación táctil, esquema corporal, percepción sensorial fina.
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Aplicación terapéutica: Explorar distintas texturas puede reforzar la conciencia corporal, el reconocimiento de objetos y la interacción sensorial. Es especialmente útil en personas con alteraciones sensoperceptivas o inquietud psicomotora.
5. Fibras ópticas o cortinas de luz
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Función cognitiva trabajada: Atención visual, exploración del entorno, interacción sensorial.
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Aplicación terapéutica: La manipulación de las fibras promueve el juego espontáneo y el contacto visual. Además, puede facilitar la comunicación no verbal en personas con dificultades de lenguaje.
6. Espejos y proyectores de imágenes relajantes
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Función cognitiva trabajada: Autoimagen, percepción del entorno, orientación espacial.
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Aplicación terapéutica: Ver su reflejo o escenas naturales (bosques, cielos estrellados) puede ayudar a la persona a reconectar con su cuerpo, relajarse y ubicarse en el aquí y ahora. También puede promover conversaciones sobre experiencias pasadas.
NUESTRO OBJETIVO ES PASAR DE LA ESTIMULACIÓN PASIVA A LA INTERVENCIÓN SIGNIFICATIVA
No se trata de que la persona esté simplemente “expuesta” a los estímulos. El verdadero potencial terapéutico de una Sala Snoezelen surge cuando adaptamos cada sesión a las necesidades individuales, guiamos la experiencia, y generamos actividades estructuradas para que los estímulos tengan un propósito: evocar, conectar, relajar, recordar.
Por eso, como profesionales, es fundamental conocer la historia de vida del usuario, sus gustos, sus miedos y sus capacidades actuales. Solo así podemos personalizar la experiencia sensorial y convertirla en una verdadera herramienta de intervención terapéutica.
QUÉDATE CON ESTO EN LA MENTE...
La Sala Snoezelen es mucho más que un espacio bonito. Es un entorno de cuidado, respeto y conexión. Utilizar sus recursos de manera informada y empática nos permite:
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Disminuir la ansiedad y la agitación.
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Estimular funciones cognitivas conservadas.
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Conectar emocionalmente cuando las palabras ya no están.
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Mejorar la calidad de vida de personas con demencia o deterioro cognitivo.
Y si eres profesional del ámbito sanitario o educativo, te animo a formarte en el uso terapéutico de estas salas. Cuanto más sepamos, mejor podremos acompañar.

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Aplicar técnicas de estimulación multisensorial adaptadas a cada fase de la demencia.
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Diseñar actividades y sesiones personalizadas para cada persona.
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Evaluar el impacto de las actividades sensoriales en la calidad de vida de las personas con demencia.
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