"Los cuidadores son `pacientes ocultos` y esto es consecuencia de la sobrecarga que tienen ya que las demandas exceden sus recursos propios", explicó a Télam Ignacio Demey, Jefe
de la Unidad de Neurociencias Cognitivas (INEBA).
El especIalista explicó que "más allá de la demanda física, el no comprender la enfermedad, el ver a un ser querido con una conducta diferente, el que la persona cuidada se resista a tomar la
medicación, va generando un desgaste en el cuidador, que además, se siente con culpa por sentir que `no puede más` o `que no lo aguanta más`".
Ese cuadro, que los especialistas llaman "síndrome del cuidador" y que su máxima expresión es el denominado "burnt out" (quemado, en inglés), está, según el
psicogerontólogo Ricardo Iacub, llevado al extremo en la película francesa "Amour", "donde el marido termina matando a su esposa porque no puede más".
"Existen, incluso, algunos estudios que muestran que hay una alta incidencia de cuidadores que mueren antes que la persona que están cuidando por un ataque al corazón o por un accidente", detalló
Iacub.
Este desborde puede, además, llevar a niveles de violencia muy alto a personas que no tienen historia de violencia por lo que, además de nocivo para él, termina siendo peligroso para la persona
que están cuidando.
Por su parte, María Florencia Tartaglini, investigadora asistente de Conicet, señaló que "el cuidador es, en general, un paciente subdiagnosticado porque no suelen acudir a consultas
médicas".
"Lo fundamental es que el cuidador sepa que, en paralelo a la asistencia del paciente, él deberá cuidarse y esto implica desde sostén psicológico hasta formación acerca de cuestiones prácticas
del día a día", indicó la médica.
Para Tartaglini, "el cuidador familiar de un enfermo crónico desempeña un papel esencial en el tratamiento, subsanando las carencias de los servicios sociales y evitando o retrasando la
institucionalización de los adultos mayores".
En este sentido, tanto Demey como Iacub también coincidieron en que el sistema de salud no tiene en cuenta al cuidador "tanto como sería deseable", más allá de la formación de cuidadores
domiciliarios que se da en el ámbito público o de algunos programas o iniciativas privadas.
Otro aspecto del cuidado es que se trata de un rol que asumen por lo general mujeres.
En efecto, en la reciente Declaración de Río acerca de cuidados, especialistas de todo el mundo sostuvieron que "la mayoría de los cuidadores son mujeres; muchas veces sin reconocimiento, sin
apoyo y sin formación. Sus necesidades de cuidado requieren una atención muy especial".
"Si bien históricamente, las hijas solteras o viudas tendían a ocupar en primera instancia este rol, en los últimos años se informa que la mayoría de las cuidadoras son casadas y sus edades
oscilan entre 45 y 65 años, siendo en su mayoría esposas", detalló Tartaglini.
A pesar de que cada caso tiene sus especificidades, Demey indicó que "existen algunas acciones que siempre ayudarán al cuidador como aceptar la enfermedad de quien está cuidando y tratar de
conocerla, pedir y conseguir ayuda para la tarea, destinarse tiempo para sí, entre otras".
"También es importante consultar al equipo que está tratando al paciente con deterioro para, por ejemplo, saber cómo reaccionar ante determinadas conductas", concluyó Demey.
Funte:www.telam.com
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